Entrevista a Saskia Sassen: “Los Estados no pueden escapar de sus propios transnacionalismos” La actual etapa de la globalización económica tiene unas consecuencias enlos Estados sobre las que no siempre existe acuerdo. En su último libro,Territory, authority, rights: From Medieval to Global Assemblages (Princeton,2006, próxima publicación en español por Katz Editores), Saskia Sassen, pro-fesora de Sociología en la Universidad de Chicago, desarrolla su propia teoríarespecto a la “desnacionalización” de los Estados y la interrelación entre lonacional y lo global, cuyos efectos impactan en la idea de ciudadanía. El dis-tanciamiento entre ciudadanos y Estado, derivado de la nueva geografía delpoder, conlleva lo que la autora denomina “espacios de informalidad políti-ca”, en los que sectores marginados, como los inmigrantes, exigen su derechoa tener derechos.Pregunta: En su último libro Territory, authority, rights: From Medieval to Global Assemblages no se centra en la globalización como proceso a nivel global, sino en el impacto de este fenómeno en el ámbi- to nacional y, en concreto, en lo que usted llama “proceso de desnacio- nalización”. ¿En qué consiste la desnacionalización y cuáles son sus consecuencias? Respuesta: El análisis académico sobre la relación entre el Estado y la glo-
balización presenta tres posiciones básicas: la primera postula que la globali-
zación victimiza al Estado y disminuye su importancia; la segunda plantea que
la situación ha cambiado poco y que, en última instancia, los Estados siguenhaciendo lo de siempre; y la tercera, una variante de la segunda, sostiene queel Estado se adapta e incluso puede verse transformado por la globalización,con lo que se asegura que seguirá siendo un actor fundamental y que no per-derá poder. En parte, las diferencias entre estas posiciones dependen en granmedida de la interpretación que se hace de los datos, aunque las tres tienden acompartir el supuesto de que lo nacional y lo global se excluyen mutuamente.
Si bien éste puede ser el caso en muchos componentes de la relación entre el Estado y
el sistema global, también es cierto que un número cada vez mayor de aspectos específi-cos no encaja en esta estructura dual. Esto resulta evidente, por ejemplo, con ciertos asun-tos críticos de la labor de los ministerios de economía, los bancos centrales nacionales y losorganismos técnicos reguladores cada vez más especializados, como los que se dedican alas finanzas, las telecomunicaciones y la competencia comercial. Todos ellos contribuyen aproyectos globales desde el interior del Estado.
Al incluir en el análisis estas condiciones, surge una cuarta posición junto a las tres men-
cionadas, que, si bien no necesariamente las excluye, tiene supuestos fundamentales muydiferentes. Las investigaciones que se dan en el marco de esta cuarta posición demuestranque el Estado no sólo no excluye a lo global, sino que es uno de los dominios instituciona-les estratégicos donde se realizan las labores esenciales para el crecimiento de la globali-zación. Aunque esto no produce en todos los casos un deterioro del Estado, tampoco per-mite que siga funcionando según las mismas pautas o que lo que es nuevo se limite a adap-tarse a las nuevas condiciones. Analíticamente, el Estado se convierte en el espacio dondese dan ciertas modificaciones de base que afectan a la relación entre el dominio público yel privado, así como a su propio equilibrio interno de poder, y al campo más amplio de lasfuerzas nacionales y globales en el que debe funcionar.
El concepto que uso para nombrar estas transformaciones es el de “desnacionalización”
o, más precisamente, el de la desnacionalización parcial e incipiente de ciertos órdenes ins-titucionales y políticas estatales altamente especializados. Desde el punto de vista de lainvestigación, resulta entonces necesario descodificar qué tienen de “nacionales” (en el sen-tido histórico del término) estos ámbitos institucionales especializados que funcionan dentrodel Estado y que se siguen viendo como nacionales. P: Entonces, el Estado sigue jugando un papel importante en muchos de los pro- cesos asociados a la globalización. Pero, ¿hasta dónde llega el poder del Estado hoy? R: El Estado es uno de los espacios donde se forma el proceso de la globalización y lo
hace de dos modos. Uno es que tiene que elaborar los instrumentos que permitan al capi-tal global funcionar en el territorio nacional, que posibiliten a los mercados de inversión inter-nacional comprar la propiedad que fue pública.
La otra manera, y muy importante, es que hay una serie de transformaciones que se pro-
ducen al interior del Estado nacional y que culminan con un gran aumento del poder delEjecutivo (sea presidencial o con un primer ministro). Hoy en día se tiende a interpretar esteauge del Ejecutivo en términos del estado de excepción, de emergencia, dada la llamada
“guerra contra el terrorismo.” Pero, en mi opinión, esta escalada empezó hace 20 años, juntoa esta etapa de la globalización económica, y va más allá de los partidos políticos. Junto alaumento del poder del Ejecutivo hay una pérdida del poder del Legislativo motivada por ladesregulación, privatización y liberalización. Pienso que estas transformaciones tienen quever con el desarrollo de un sistema global económico. Todas las instituciones del mercadointernacional financiero, como el Fondo Monetario Internacional o la OrganizaciónInternacional del Comercio, solamente negocian con el Ejecutivo. Entonces, a medida queestas organizaciones internacionales se vuelven más importantes, que el mundo financierose desarrolla, el Ejecutivo va ganando poder y el Legislativo lo va perdiendo. En mi opinión,esto también es una modalidad de la desnacionalización del trabajo del Estado (específica-mente del poder ejecutivo), aunque se sigue viendo y representando como nacional.
P: ¿De qué forma los Estados nacionales contribuyen a la globalización: como actores del juego o como modelos de funcionamiento? R: De las dos maneras. Los Estados no solo son un modelo de algo, también son un
espacio de trabajo, de formación de instrumentos, de implementación de cambios, etc. Engeneral, hoy se usan palabras como “desregulación” y “liberalización financiera y comercial”para describir las modificaciones de la autoridad estatal en una gran variedad de mercados,sectores económicos y fronteras nacionales, así como la privatización de las empresaspúblicas. El problema con estos términos es que sólo reflejan la renuncia del Estado a regu-lar su propia economía, pero no registran las nuevas modalidades de participación por partedel Estado en la creación de nuevos marcos a través de los cuales se potencia la globali-zación, ni captan las correspondientes transformaciones al interior del Estado. Por lo tanto,la noción de una disminución general del poder del Estado no es suficiente para dar cuen-ta del cambio que se está dando, en especial de las tareas que tiene que cumplir el Estadonacional para implementar la economía global.
A nivel teórico, esta nueva geografía del poder requiere que se capten y se conceptua-
licen una serie de operaciones específicas realizadas en ámbitos institucionales naciona-les que antes estaban orientadas a proyectos de Estado nacionales, pero que hoy se orien-tan a proyectos extranacionales o transnacionales. Los gobiernos emiten medidas legisla-tivas, decretos presidenciales y resoluciones judiciales para permitir que las empresasextranjeras operen en su territorio y que los mercados nacionales se vuelvan internaciona-les. El punto clave aquí es que hoy en día ciertos componentes de las políticas y laboresdel Estado han lanzado un proyecto desnacionalizador. Un elemento fundamental en mianálisis es que el consenso creciente, y con frecuencia impuesto, que se da en la comuni-dad de Estados con respecto a estas políticas desnacionalizadoras no es una mera deci-sión política, sino que supone un tipo de acción específica por parte de esos Estados. El
consenso obliga a los Estados a realizar ciertas labores determinadas. No se trata de unasimple decisión.
Un ejemplo de esta participación del Estado se hace evidente en el caso de los bancos
centrales. En principio se trata de instituciones dedicadas a cuestiones nacionales, pero enlos últimos diez años se han convertido en el espacio institucional donde se implementanlas políticas monetarias necesarias para promover el desarrollo del mercado global de capi-tales y, en términos más generales, el crecimiento del sistema económico global. Un ele-mento clave es su autonomía. Esto facilita la tarea de instituir cierto tipo de políticas mone-tarias que, por ejemplo, privilegian controlar la inflación sobre la creación de empleo, inclu-so en los casos en que los presidentes prefieren lo contrario, sobre todo cuando buscan serreelegidos. Si bien es cierto que la instauración de esta autonomía ha servido para erradi-car ciertos tipos de corrupción, también ha funcionado como vehículo para que los Estados-nación se adapten a los requerimientos del mercado global de capitales. Asimismo, sepuede efectuar un análisis paralelo sobre los ministerios de economía, quienes han tenidoque imponer políticas fiscales que reducen los costos sociales del Estado, otro de los requi-sitos que presenta la globalización económica.
Esta adaptación a los intereses de las empresas y los inversores extranjeros en una
situación donde la mayoría de los dominios institucionales de cada país se consideran“nacionales” implica una negociación, que en la etapa actual de la globalización describocomo una desnacionalización, a menudo altamente especializada y parcial, de varios com-ponentes institucionales del Estado. La hipótesis que se plantea aquí es que algunos com-ponentes de estas instituciones, que conservan formalmente su carácter nacional, en reali-dad han dejado de ser nacionales en el sentido histórico del término. P: La idea del Estado-nación está siendo muy cuestionada por algunos grupos que demandan el reconocimiento de la plurinacionalidad de muchos Estados. ¿Cree que en el contexto globalizador existe un espacio para el replanteamiento del Estado nacional en este sentido? ¿De qué manera han cambiado las concepciones de ciuda- danía y el sentimiento de pertenencia política? R: Sí, hay un espacio. Partiendo de la ciudadanía formal, mi hipótesis es que la ciuda-
danía es un contrato no completamente teorizado entre el Estado y el ciudadano. Y esto mepermite postular que la institución de la ciudadanía, aunque altamente formalizada, puedecambiar. Eso es justamente lo que estamos viendo. No se trata solo del crecimiento del post-nacionalismo y del transnacionalismo, como se piensa a menudo. También se trata de cam-bios al interior del Estado –en este caso, en la relación entre el ciudadano y el Estado–. Noes solo una cuestión de identidades y aspiraciones, sino también de cambios en la condi-
ción de la ciudadanía. Se está produciendo una creciente distancia entre los ciudadanos yel Estado. La disminución de los derechos sociales del ciudadano al reducir el estado bien-estar, las implicaciones de querer tener un Estado competitivo, que da menos y menos a laciudadanía, la exportación de puestos de trabajo que perjudica a las clases trabajadora ymedia modesta; todo esto hace que se vaya quebrando la imagen del Estado. Uno de mishobbies es ir contando los derechos que voy perdiendo como ciudadana de EEUU. Se tratade pequeños derechos —a menudo incrustados en sistemas altamente técnicos— como porejemplo los cambios en la ley de bancarrota, que aumentan el poder de los bancos que emi-ten las tarjetas de crédito de recuperar hasta mi último dólar; o los cambios en la ley de cier-tos aspectos judiciales que me anulan algunos de los derechos de llevar a juicio al Estado,y muchos más.
P: Usted sostiene que la desestabilización de las jerarquías formales del poder centradas en el Estado (órdenes institucionales y marcos legales) y la privatización del poder Ejecutivo han generado la “informalidad política”. ¿Cómo se vincula lo público y lo privado en los espacios de “informalidad política”? R: Déjeme contestarle con un caso concreto que puede iluminar algunos de los aspectos
críticos de la emergente y creciente informalidad política que percibo —en parte debido a quelos aparatos políticos formales acaparan cada vez menos lo político (no la política, pero lo polí-tico, “le politique”)—. La ciudad constituye un espacio para la política mucho más concreto quela nación, ya que en ella los actores políticos informales pueden participar con menos dificul-tades que en el nivel nacional. La política nacional suele canalizarse a través de los sistemasformales existentes, ya sea el electoral o el judicial (cuando se demanda a un ente estatal). Para poder participar en dichos sistemas, hay que ser ciudadano nacional. Por lo tanto, losactores políticos informales se vuelven invisibles con más facilidad en el espacio de la políticanacional. En la ciudad, además, se puede dar todo un espectro de actividades políticas, comola ocupación de propiedades inmobiliarias, las manifestaciones contra la violencia policial, lalucha por los derechos de los inmigrantes y los sin techo, etc.; pero también existe una ampliagama de problemáticas, como la política de la cultura y la identidad o los derechos de loshomosexuales. En gran medida, todo esto se vuelve visible en la calle: la política urbana sueledesarrollarse por las personas, más que por los medios tecnológicos masivos. Este tipo deactividad política urbana que se practica en la calle posibilita la formación de nuevos sujetospolíticos, quienes ya no necesitan pasar por el sistema formal.
En este sentido, las personas que carecen de poder y están “desautorizadas”, como los
inmigrantes indocumentados, los sectores desfavorecidos, los excluidos y las minorías dis-criminadas, pueden adquirir presencia en las ciudades globales, tanto ante el poder comoante sus grupos de semejantes. Un buen ejemplo de esto fueron las manifestaciones reali-
zadas en toda Europa por los kurdos de origen turco contra el arresto de su líder políticoAbdullah Öcalan: de repente aparecieron en el mapa no sólo como una minoría oprimidasino también como una diáspora en sí misma, diferente de la turca. Se podría pensar queesto señala la posibilidad de un nuevo tipo de política centrada en un nuevo tipo de actores. Aquí la cuestión no se reduce a tener o no tener poder, sino que existen nuevas bases híbri-das sobre las cuales actuar. Hay cada vez más organizaciones globales y nacionales quese dedican a una variedad de agravios cometidos contra los grupos y los individuos caren-tes de poder. Esto implica que, a pesar de no ser poderosos, dichos grupos e individuosestán adquiriendo presencia en un marco político y cívico más amplio.1
Una característica de las organizaciones mencionadas es que la actividad política global
que desarrollan no es cosmopolita. Gracias en parte a internet, los activistas pueden crearredes globales para hacer circular información (sobre cuestiones de vivienda, medioambiente, política, etc.), pero también pueden ejecutar estrategias y participar de un accio-nar político concreto. No obstante, estos grupos siguen dedicándose a problemáticas muyespecíficas y con frecuencia se concentran en sus localidades, incluso cuando operan comoparte de una red global. Existen muchos ejemplos de este nuevo tipo de labor política trans-fronteriza, como es el caso de la Sociedad para la Promoción de Centros de RecursosZonales (SPARC), una asociación fundada por mujeres y dedicada a ellas cuyo objetivo ini-cial era organizar a los habitantes de los barrios pobres de Bombay para obtener viviendas. Hoy en día, la asociación cuenta con una red de grupos en todos los países de Asia y enalgunas ciudades latinoamericanas y africanas. Tanto el objetivo como los participantes y losgobiernos interpelados son locales. Las distintas organizaciones que conforman esta red nonecesariamente obtienen poder o recursos materiales de sus conexiones globales, pero síadquieren una mayor fuerza para sí mismas y para enfrentarse a los organismos ante loscuales efectúan sus demandas. P: Uno de los actores de la política informal son los inmigrantes. En ocasiones, los países receptores de inmigrantes desarrollan políticas para la regulación de la inmi- gración al mismo tiempo que políticas que de alguna manera la favorecen, como la presencia de multinacionales en los países de origen de inmigrantes, o la presencia de refugiados tras una intervención en un país ¿Cómo se explica esta contradicción? ¿Cómo debería ser una regulación inmigratoria segura y sostenible? R: Las actividades de los Estados (por ejemplo, las guerras) o de los actores privados (como
una multinacional que desarrolla maquilas en un país extranjero) generan “puentes” que even-
1 Esta combinación de dinámicas puede ejemplificarse con el caso de la Federación de Clubes Michoacanos de Illinois
(EEUU). Se trata de agrupaciones de inmigrantes muy pobres que están comenzando a participar en proyectos de desarro-llo transfronterizos y, en el proceso, están movilizando recursos adicionales y capital político tanto en sus países de origencomo en EEUU.
tualmente pueden ser utilizados para migrar, aunque ese no fuera el objetivo. Los Estados nopueden escapar de sus propios transnacionalismos, y de los que permiten a sus grandesempresas. Pero esto no se tiene en cuenta a la hora de interpretar el origen de las migraciones. Generalmente se piensa que la inmigración es un proceso autónomo, que no tiene nada quever con las acciones de los Estados receptores y de las empresas multinacionales. La inmigra-ción se ve como el resultado de acciones individuales (los inmigrantes individuales constituyenla inmigración). Además, se piensa que el proceso siempre empieza en el país de partida. ElEstado receptor se ve como un actor inocente que no ha tenido nada que ver con la migracióny cuya respuesta puede ser amable o brutal. El problema es que estas percepciones y creen-cias oscurecen el hecho de que las acciones del Estado receptor o de las grandes empresasconstruyen puentes con los países que eventualmente generan migración.
Hoy en día la globalización genera un imaginario y una especie de maquinaria de pro-
paganda sobre lo bien que está el Norte. Esto genera sus propias vías de contacto. Y lostraficantes ilegales generan sus propios mercados. Los traficantes buscan dónde están losmercados y utilizan las infraestructuras de la economía global —las finanzas, el transporte—para desarrollarlos. Por tanto, se ha perdido un poco la conexión entre las prácticas econó-micas, de guerra, el colonialismo, etc., de los actores de los países receptores de inmigran-tes y los patrones geográficos existentes.
P: La incongruencia también se produce a menudo entre las políticas de coopera- ción al desarrollo y las de inmigración de los países receptores de migrantes. Siendo que hay una conexión entre la falta de desarrollo en los países de origen y una volun- tad de cooperación para lograr el desarrollo en dichos países por parte de los recep- tores, ¿no debería de existir un planteamiento integral en la formulación y regulación de las políticas de migración y cooperación que garantice la coherencia en el actuar de los gobiernos? R: Son dos mundos paralelos. Por un lado, el FMI y el mundo de las finanzas han gene-
rado destrucción en países donde casi el único modo de vivir es mandar a miembros de lasfamilias al extranjero. Pero, de nuevo, tanto el Estado como los académicos no ven las cone-xiones. Supuestamente esas instituciones debían promover el desarrollo, pero en realidadpromovieron el tráfico y la migración de gente desesperada porque sus economías estabanvacías. Los países subsaharianos han sido los que más lo han sufrido. P: Nuestras sociedades promueven valores universales como los derechos huma- nos, la justicia o la democracia, pero dicha universalidad se cuestiona en la práctica cuando se debate sobre los sujetos beneficiarios de tales derechos. Jurídicamente la inmigración suscita interrogantes que buscan respuesta en el fundamento ético de los derechos humanos. ¿Qué ocurre cuando la discusión se basa en los derechos de los inmigrantes? R: Los inmigrantes, en cuanto se vuelven sujetos de decisiones jurídicas por parte de tri-
bunales de justicia internacionales, son los que materializan estos derechos, ellos que sonpersonas que no tienen ningún poder. Esto nos muestra algo importante sobre la falta depoder, y que desarrollo en mi último libro: puede ser una condición compleja. Lo que decíaantes sobre la informalidad política se conecta con esto. Un inmigrante indocumentado enuna plantación de California tiene una falta de poder elemental. Ese mismo inmigrante enNueva York o Chicago tiene una falta de poder compleja.
Otro elemento tiene que ver con las transformaciones más sistémicas de la ciudadanía.
Y un tercero es que los inmigrantes sienten que tienen el derecho a ser portadores de dere-chos. No es simplemente una cuestión de ser ciudadanos de un país. Ellos luchan políti-camente por el derecho a tener derechos. Cuando en EEUU se celebraron las manifesta-ciones de inmigrantes en abril de 2006, al mismo tiempo se estaba discutiendo en el Senadoestadounidense hacer criminal la inmigración ilegal. Antes ser ilegal era una violación de laley, pero convertirlo en un crimen es algo muy distinto pues implica ir a prisión. Había cercade 500.000 inmigrantes ilegales en las calles de varias ciudades y nadie fue a detenerlos. Esto también nos indica que la falta de poder puede ser compleja; es una variable, no unacondición absoluta e intrínseca.
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